dijous, 22 d’abril del 2010

Momento crítico

En el lavabo, aislada de este mundo, consigo misma. La impotencia sale de sus ojos, evitando las crueles palabras que se ahogan en su boca. Se inunda entre su impotencia, en medio de la rabia disuelta entre la culpabilidad, dentro del océano que acaba de crear... Una vez inmersa, se adentra en lo más profundo de su ser, formulándose preguntas sin respuesta, cuestionándose el grado de equivocación de cada acto cometido, de cada palabra mencionada, de cada abrazo regalado. La buena intención y bondad de sus actos nadie los duda, pero la intención no siempre basta, lo que cuenta son las consecuencias, los resultados... Lo que vale es lo tangible, lo material, lo que realmente es, lo que realmente sucede.
Un gran interrogante la ataca, y sus fuerzas se agotan, se desvanece la vitalidad, las sonrisas se acaban... Y todo lo que queda es vulnerabilidad, fragilidad, desesperación en un frío lavabo que le quita las ganas de seguir. Tan frío como el sol en días de invierno, frío que le invade, que le conquista provocando una guerra perdida antes de que diera comienzo... Un frío que se apodera de ella, y el cuál no será fácil echar.
El lavabo, tan diminuto que parecía siempre, tamaño que había sido motivo de discusión.. Ahora se volvía grande, parecía haber sufrido reformas, haber multiplicado su volumen. Sola, en él, deposita todo lo negativo mencionado anteriormente para salir nueva, con una sonrisa que consigue de dónde aún no ha descubierto.