divendres, 30 d’abril del 2010

Rabia e impotencia

Rabia e impotencia. El mundo adulto cada vez me sorprende más, al mismo tiempo que me decepciona.
Utilizar la lógica y el razonamiento son cualidades que dicen poseer las personas maduras; atenerse a las posibles consecuencias de un acto antes de llevarlo a cabo. No debemos olvidar, pero, que estamos en este mundo para vivir, y que hay que correr pequeños riesgos. Que lo más fácil es quedarse encerrado en un calabozo, y vivir una vida neutral: sin grandes alegrías pero sin decepciones, sin dolor, sin penas... algo que yo, por supuesto, no llamaría vivir.
No soporto que decidan por mí, que alguien intente coger el control de mi vida, o protegerme de peligros que yo he decidido correr. Las alegaciones a mi madurez son constantes, pero a la hora de la verdad, no se me demuestra la confianza, a pesar de todo lo que he demostrado yo.
Y de tercera persona paso al diálogo, a decirte a ti, directamente, que me duelen tus decisiones. Me duele que no me dejes vivir ni disfrutar, aunque sepa que lo haces "por mi bien". Creo haber demostrado que sé cuidar por mi misma y, por mucho que te duela, ya no soy aquella niña que a las 8 de la tarde tiene que volver, acompañada siempre, a casa. Ya no soy aquella a la que convencerás aunque no tengas razón, ya no soy TU niña. Ahora soy mía, por mucho que cierres los ojos, he crecido.. y creo que deberías estar orgullosa y, a parte de decírmelo, demostrármelo.

dimarts, 27 d’abril del 2010

23 de abril


Despertarme en medio de un mar de sonrisas, de palabras en armonía describiéndome, de detalles y buenas intenciones... fue el símbolo de que no sería un día cualquiera. Saber que era 23 de abril, día de los enamorados, me corroboró que además de no ser cualquiera, sería un día especial.

Me gustan los días en que la fecha, puede marcar su grado de importancia. Aquellos días en que te levantas y al mirar el calendario, ves un círculo alrededor de un número que te anticipa que ése, será un buen día. Esos días son buenos porqué está establecido de ése modo, por la predisposición a que lo sean, por el amor que doy y recibo. Ésta es, pero, la primera vez que vivo el día en compañía. Y era este último detalle el que marcaría la diferencia, el que haría que fuera más... diferente, más... especial, más... amoroso, más... perfecto.

Pasando por alto los aspectos negativos, o aquellos que no fueron del todo positivos, tengo que decir que fue redondo. Tengo tendencia a analizar los sucesos fijándome en aquello que me han aportado, en los sentimientos que han provocado en mí, y hubo un acontecimiento que me marcó, y que me marcará para siempre.

Comimos juntos, cocinó él, y luego fuimos a su habitación. Estuvimos charlando, riéndonos de todas las desgracias que nos habían ocurrido des de que nuestra historia empezó. Nos sinceramos, viajamos por el pasado hasta que los dos nos miramos y las palabras marcharon, expiraron, huyeron. Los "achuchones" no eran nuevos, pero sí más tiernos, más íntimos. Las caricias aumentaron en cantidad, al mismo tiempo que la ropa disminuía. Nuestros cuerpos quedaron desnudos, yo arriba, él abajo.

Tengo que hacer un paréntesis para hablaros de su olor, de su aroma, de su esencia. Una de mis mayores debilidades está en el sentido del olfato, y es que pierdo el norte. Su olor no es suave ni tierno, no me abraza, me cubre. Penetra dentro de mí sacudiendo el cerebro, haciéndose notar, marcando su presencia. Más que encantarme, me hipnotiza, y mi cuerpo se siente tan atraído por éste, que la pasión me invade, en algunos momentos, de forma incontrolable. Me deja ciega, muda, sorda... hace que pierda mis facultades. Es por ello que cuando estamos en público, me alejo de él; pero allí estábamos los dos solos, su olor y mi cerebro, su ojos y mi mirada, dos corazones esperando conocerse en persona.

No era la primera vez que lo intentábamos, pero sí la primera que funcionó. Entre sábanas, con nuestra inexperiencia, creamos un clima de confianza, de tranquilidad, de amor... un clima que no había formado nunca antes, ambiente en el que hubiera permanecido durante horas. Los dos fuimos uno, y lo mejor es que des de entonces, seguimos siéndolo. Sé que no me equivoqué al escogerlo, sé que era él, aunque nunca hubiera imaginado que ésas fueran las condiciones. Fue perfecto para mí, perdí la virginidad con quién quise y cuando quise, y aunque no hubieran pétalos, ni velas, ni música de fondo... estábamos él y yo, y el amor mutuo que nos convertía en un "nosotros", que nos unía; entonces entendí que con aquello bastaba. No necesitaba más.

Sonreí toda la tarde, y toda la noche. El motivo era evidente: estaba rodeada de quién quería en cada momento, le tenía a él, y tenía a los míos. Un 23 de abril diferente a los demás, irrepetible, único. Y así lo guardo, y así será marcado cada año, en el calendario: con un círculo, más grande de lo normal, con un color diferente... ése ya no era un día especial porqué estuviera establecido, ése era un día especial porqué yo, en mi calendario, lo había decidido así.

Tengo tres fechas, aunque una no quepa en cada año; puede que por coincidencia, quizá sea la menos especial, la de menor importancia. Las tres con un color, el mismo. Iré sumando, aunque sé que tendrán que pasar años para volver a utilizar el mismo color.

dijous, 22 d’abril del 2010

Momento crítico

En el lavabo, aislada de este mundo, consigo misma. La impotencia sale de sus ojos, evitando las crueles palabras que se ahogan en su boca. Se inunda entre su impotencia, en medio de la rabia disuelta entre la culpabilidad, dentro del océano que acaba de crear... Una vez inmersa, se adentra en lo más profundo de su ser, formulándose preguntas sin respuesta, cuestionándose el grado de equivocación de cada acto cometido, de cada palabra mencionada, de cada abrazo regalado. La buena intención y bondad de sus actos nadie los duda, pero la intención no siempre basta, lo que cuenta son las consecuencias, los resultados... Lo que vale es lo tangible, lo material, lo que realmente es, lo que realmente sucede.
Un gran interrogante la ataca, y sus fuerzas se agotan, se desvanece la vitalidad, las sonrisas se acaban... Y todo lo que queda es vulnerabilidad, fragilidad, desesperación en un frío lavabo que le quita las ganas de seguir. Tan frío como el sol en días de invierno, frío que le invade, que le conquista provocando una guerra perdida antes de que diera comienzo... Un frío que se apodera de ella, y el cuál no será fácil echar.
El lavabo, tan diminuto que parecía siempre, tamaño que había sido motivo de discusión.. Ahora se volvía grande, parecía haber sufrido reformas, haber multiplicado su volumen. Sola, en él, deposita todo lo negativo mencionado anteriormente para salir nueva, con una sonrisa que consigue de dónde aún no ha descubierto.

dijous, 15 d’abril del 2010

Desaparece

Déjame en paz, aléjate de mi. Has provocado ira entre los míos, has sembrado rabia e impotencia, y esto no tiene perdón.
Crees haberme demostrado lo importante que soy para ti? Pff, qué equivocado estás; lo que has conseguido es mi indiferencia, mis ganas de perderte de vista lo antes posible. Pides perdón hasta la saciedad, dices necesitarlo; hoy no me da la gana de concedértelo, ni si quiera habiendo hecho esta locura, porqué no deja de ser una locura. Somos todos unos dementes? Tal vez, pero la única locura que no quiero cargar es la tuya.
Véte, desaparece, ignórame... ¿Quieres mi felicidad? Deja de apuñalarme, entonces.

dijous, 8 d’abril del 2010

Quiero

Yo lo que quiero es no ser olvidada, que me quieras. Quiero sentirme importante, que me sorprendas, que me mimes. Quiero, incluso, ser tu obsesión; que seas feliz por el simple hecho de notar mi presencia; que si pides un deseo, yo esté implicada; que lo relaciones todo conmigo; que me quieras incondicionalmente y como a la que más. Quiero serte una necesidad: aunque de mentirte se trate, aunque rehuírte convenga. Dejarte sin aliento, ser imán y energía. Quiero serte indispensable, ser tu sueño, tu regalo, tu ilusión. Quiero obsesionarte o, aún mejor, que te obsesiones tú solo conmigo. Que, sin darte cuenta... sea tu primer y último pensamiento, pasando por cada segundo que hay entre ambos. Quiero que sueñes conmigo y te masturbes pensando en mí, que mi pasividad altere tus ganas de quererme, que me odies de tanto que me piensas… quiero ser tu pesadilla, de tanto que me soñaste. Quiero llegar al límite, al infinito. Matarte todas las noches, para que nazcas conmigo. Parirte cada mañana, para que me cuides y, a veces... sólo a veces, cuidarte un poco. Quiero que te sientas obligado a buscarme entre ellas. Que, por una vez, seas tú quién a parte de buscarme, me encuentre. Quiero que me enamores, que te conviertas en mi necesidad, en mi miedo. Quiero que me duelas, que me acorrales, que esta vez seas tú quién me haga llorar, quién me altere el tiempo sin sutilezas. No quiero que me hagas el amor… quiero que me folles, como en los viejos tiempos, sin tener que pedírtelo cada vez. Quiero explicarte, contarte con palabras lo que pienso; aunque anhelo que me sea imposible, que las palabras no basten, que todo se base en la irracionalidad. Deseo alcanzar el placer máximo, darte el privilegio de poder hacer conmigo lo que quieras; incluso estoy dispuesta a permitir que me hagas caer en el más hondo de los pozos, sólo así conseguirás elevarme hacia la felicidad. Quiero que me compares y pueda ganar, que sea la cara y cruz de tu moneda. Quiero, simplemente, que me quieras como a nadie.


(Con la participación de Oriol Colomar)

dilluns, 5 d’abril del 2010

Calfreds

El meu cos és un calfred. Les parets d'aquesta casa són murs de pedra impermeables a la calor. L'espai immens que emmurallen fa que sembli impossible escalfar cada racó. Els radiadors de ferro pesant, més antics, gairebé, que la construcció de la pròpia casa, no poden assumir tota la responsabilitat, així que els propietaris disminueixen l'espai mitjançant portes, parets... sistemes prou resistents perquè l'escalfor no s'escoli per enlloc. El consum és sempre el necessari: quan venen convidats l'espai augmenta, s'obren portes, es descobreixen nous racons, i als radiadors se'ls multiplica la feina; quan són només dos ànimes les que busquen el caliu de l'ambient, quan només hi ha els dos cors que han conviscut tota la vida entre aquests murs, les portes estanquen, el silenci comença, el consum disminueix, la solitud envaeix els llocs més gèlids i, fins i tot aquesta, busca desesperadament el forat del pany de les portes per gaudir d'un clima més càlid.
Jo sóc fora, més enllà de les portes tancades, on ningú mai em buscaria, perquè ningú que em conegui creurà que he triat la fredor i desesperació com a companyia, la solitud com amiga.. ningú mai creurà que he deixat entrar la incomprensió, la indiferència dins meu.. aquesta que ara intenta sortir fent-me ser un calfred constant, per voler eliminar el que sigui que m'ha poseït.